domingo, 17 de febrero de 2008

Cuando me amé de verdad


Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama....MADUREZ.

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia yo estaba en el lugar correcto en la hora correcta y en el momento exacto. Y entonces pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre....AUTOESTIMA.

Cuando me amé de verdad comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas, situaciones y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio, mi razón llamó a esa actitud egoismo, hoy sé que se llama...AMOR PROPIO.


CHARLES CHAPLIN




















martes, 5 de febrero de 2008

Intercambio de Zapatos


Me sorprendió saber que el derivado del verbo
"comprender"
es, literalmente,
"observar estando debajo".
Hay una gran dosis de sabiduría en ello.
Para comprender algo, debes conocerlo a fondo,
de abajo arriba.
A los seres humanos nos gusta hacer juicios precipitados.
Tenemos opiniones acerca de todo,
incluso cuando no sabemos nada de esos temas.
Desperdiciamos gran cantidad de tiempo haciendo predicciones,
estimando, especulando, decidiendo y criticando,
habitualmente sin ningún fundamento.
La mayoría de las veces que comprendemos las cosas
en función de lo que sabemos de nosotros mismos,
lo que a menudo puede ser muy pobre, desde luego.
De esto se deduce que una mejor comprensión de nosotros mismos
nos conduciría más cerca de una comprensión de los demás.
Cuando somos capaces de aceptar los modos imprevisibles
que tenemos de comportarnos y de pensar,
podemos llegar a tener más claro
por qué los demás hacen lo que hacen y
piensan lo que piensan.
Un viejo adagio indio dice:
Que no podemos comprender a nadie hasta pasar una buena temporada en sus zapatos. A esto yo añadiría que debemos considerar el estar más cómodos en nuestros propios zapatos, antes de intentar introducirnos en los de otro.